sábado, 18 de septiembre de 2010

La desventura sucedida después de la historia del cabrero.

Contó el cabrero sobre la desventura suya y de su compañero, Anselmo. Ellos fueron rivales en la solicitud de una hermosísima mujer, que vivía en una aldea cerca del valle donde estábamos. Sucedió que esta preciosa joven, se enamoró de un tal Vicente de la Roca, militar italiano, que visitó la aldea. Con tantos hombres esperando ser escogidos por Leandra y por su padre, ella se fue con Vicente. Pero sucedió, entonces que ese malévolo militar, le robó y la dejo abandonada en una cueva. Cuando la encontraron, su padre la mando a un monasterio de una villa cercana, esperando que el tiempo gaste la mala opinión, que sobre su hija, se puso.

Dije al cabrero, que trataría de sacar a Leandra de ese monasterio, para que pudiese culminar con esa historia. Me presentó un fantasma con el cabrero. Pero ha de atreverse ese bellaco a insultarme de tal manera que no tuve otra manera, que arremeter contra el cabrero. Socorrió a la disputa, mi escudero. Arremetían cobardemente contra mí, y se dispersaba mi sangre en tanta cantidad como puñados me llovían.

Sonó, entonces, una trompeta. Pedí una tregua al cabrero, pues era seguro que esa era una llamaba a alguna misión caballeresca. Venían bajando unos malandrines, que llevaban a una cautiva doncella. Arremetí contra ellos, haciendo cumplir mis órdenes caballerescas. Di las razones pertinentes a uno de los follones. Uno de esos villanos, me dio una cuchillada, que me hizo caer de Rocinante. Quedé tendido en el suelo. Pedí a Sancho que me llevara de vuelta a la jaula encantada.

Así lo hicieron y proseguimos el camino. Al cabo de seis días, llegamos a la aldea. Me atendieron dos señoras, y me tendieron desnudo en un lecho. No podía reconocer, todavía, el lugar donde estaba.

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