
Pase, mucho tiempo, en mi casa. Pues sí, reconocí el lugar como mi casa, mi aposento, mi sobrina, mi ama. Me visitaron un día, el barbero y el cura, con quienes discutí y dialogue sobre muchísimas materias. Habló, el cura, sobre como toda la cristiandad estaba puesta sobre la armada que bajaba el Turco. Advertí, pertinentemente, al Rey sobre la prevención que debía tener, para que no le hallare el enemigo desapercibido.
Pregunto el barbero, cual era aquella prevención, juraron los dos completa discreción sobre lo que yo dijese. Se debían de llamar y juntar a todos los caballeros andantes que anduvieren sueltos por España. Caballero andante he de morir, baje o suba el Turco cuando él quisiere!
En esto, el barbero pidió licencia para contar un cuento breve que sucedió en Sevilla. Dimos licencia al barbero y contó lo que quería. Se trató de un loco, que vivía en una casa de locos en Sevilla. Este señor licenciado, iba a ser sacado de aquel lugar, por intervención del obispo, pues por medio de una carta, el licenciado había convencido al obispo de estar cuerdo. El capellán mandado por el obispo, llevo al licenciado a despedirse de sus compañeros de la casa de locos. Uno de ellos, diciendo que era Júpiter Tonante, negó que ese licenciado pudiese estar cuerdo y lo amenazó, con dejar de mandar la lluvia por tres años si se cometía esa injusticia de dejarlo salir. El licenciado respondiendo que él como el padre, Neptuno, y dios de las aguas, mandaría la lluvia que se le antojase. Con todo eso el capellán, dio por loco al licenciado y lo dejo ahí.
Demostré mis valiosas razones al barbero, para afirmar la necesidad de los caballeros andantes que ayuden a los menesterosos. Nombré a algunos de los grandes caballeros andantes que no son Neptuno sino la luz y gloria de la caballería! Porque todos cuantos caballeros puedo nombrar, fueron reales y gloriosos. Pruebas hay, de los gigantes con quienes luchaban los caballeros, que realmente eran gigantes. El cura preguntó sobre ciertos caballeros y sobre la señora Angélica la Bella, de los cuales di la reseña pertinente.
En esto, escuchamos grandes voces en el patio y acudimos todos al ruido.
Vamos, que jamás entenderán esas mentes cerradas los altos vuelos de tan gentil caballero. Pero bueno, ya vienen otras famosísimas aventuras que confirmen la existencia de magos, malandrines, gigantes y damas en problemas!!!!
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