
Pasamos la noche bajo unos árboles no muy alejados del lugar. Comparando la comedia con la vida, habló Sancho del conocimiento que había adquirido conmigo. Me desperté al oír a un hombre que se llamaba "El Caballero del Bosque", caballero andante de profesión, al igual que yo. Su amada Casildea de Vandalia no correspondía el amor que él le ofrecía. Se presentó el caballero conmigo y basta conversación de nuestras respectivas doncellas y aventuras, teníamos mientras que hablaban a parte mi escudero con el escudero del caballero. Resulto entre nuestras conversaciones, que el engañado Caballero del Bosque, dijese que entre sus tan relevantes y triunfantes batallas, había vencido al Caballero Don Quijote de la Mancha. Dejé que siguiera con su historia, hasta el punto en el que, alzando mi voz de caballero sin la más mínima intención de permitir que tan desgraciado encantador se saliera con la suya, transformándome para que no fuese reconocido por otros caballeros. Informé al Caballero del Bosque que en frente de él tenía al afamado Caballero de la Triste Figura y retándolo a un duelo para confirmar quién obedecería a quién. Avisamos a nuestros escuderos para los preparativos de la batalla. El cobarde de Sancho se subió en un árbol temiendo por las mentiras que se decían del Caballero del Bosque. Ya en la batalla, demostrando mis cualidades irrefutables aunque fuera bajo algún encantamento, derribe al mentiroso Caballero, saliendo victorioso. Pero ha de querer la impredecible ventura que fuese el tal Caballero del Bosque no más que el Bachiller Sansón Carrasco y su escudero Tomé Cecial, vecino de Sancho. Obligué al señor Carrasco a dirigirse al Toboso, para que diera fe a mi señora Dulcinea de mi victoria en el duelo contra él y por supuesto a aclararle que nunca había vencido a Don Quijote de la Mancha sino, a un caballero muy similar.
Así proseguimos nuestro camino a Zaragoza.
Un blog hermosísimo, y un trabajo envidiable, de reflexión, cariño y empeño. Has logrado una gran lectura y un diario fascinante, a veces crítico, a veces humorístico. Encantador.
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