domingo, 12 de junio de 2011

La condesa Trifaldi.

Fuimos a comer al jardín. Escuchamos una canción tristísima, vimos acercarse dos hombres tocando los instrumentos, uno de los cuales se hincó frente al duque, pero pudo hablar hasta que se pusiese de pie. Con una barba blanca jamás vista antes por mis ojos. Se presentó como el escudero de la condesa Trifaldi; Trifaldin. Preguntó por mi presencia en el castillo, pues la condesa estaba afuera esperándome para que le ayudase en dolorosa cuita que estaba involucrada. El duque asintió para la condesa Trifaldi o dueña adolorida, entrara. Hablaba Sancho con la señora Rodríguez, sobre temas de duquesa, condesa y dueñas.

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